viernes, 27 de abril de 2012

A propósito de Freire...


Haciendo rodillo ayer un rato (por cierto, que me va denunciar por explotación porque vaya primavera que estamos teniendo... entre lluvías, vientos y demás...) andaba pensando en los puestos de honor que ha logrado Freire en lo que llevamos de temporada, que parece que está viviendo una segunda juventud. Le falta de momento una importante victoria, pero sin llegar aún ésta ha demostrado más que otros muchos...

Y empezando a pensar en Freire, mis pensamientos han ido derivando en otros ciclistas de renombre.

Ahora, el ciclismo moderno está todo mimetizado a objetivos, planificaciones milimétricamente estudiadas en busca del objetivo, etc... y cada vez es menos común ver lo que hizo Gilbert el año pasado y que hace unos años era más normal poder disfrutar, que era que los corredores pudieran ganar de marzo a septiembre, como por ejemplo hacía el gran Laurent Jalabert. Ahora no, ahora nos estamos acostumbrando a ver que los corredores se centran en un objetivo y utilizan el resto de carreras del calendario como mero entrenamiento de competición, como mero camino hacía el objetivo,... pero ¿qué pasa si falla el objetivo establecido?

El ejemplo que más se me viene a la cabeza es Andy Schleck.
Cómo decía antes se corrían todas las carreras por decirlo de alguna manera al 75-80% del ciclista y ahora todo se centra en una carrera para correrla al 100%, pero el problema viene cuando se falla ese objetivo. El pequeño de los Schleck viene haciéndolo desde hace ya varias temporadas, siguiendo el ejemplo de su máximo percusor, el americano Lance Amnstrong.
Si sale bien la jugada genial claro, pero la cuestión es que si te sale mal, lo cuál puede suceder por mil factores incontrolables la temporada realizada será mediocre, sí si, cómo digo mediocre... Ver a un corredor como Schleck lucirse sólo en Lieja y en el Tour, y encima no ganarlo cuando lo tenía todo a favor es un bagaje demasiado pobre para alguien de su talento.
Sinceramente me parece que su comportamiento en muchas carreras roza el esperpento, la falta de respeto a organizadores, al ciclismo y sí mismo si me apuráis ¿por qué? porque no puedo llegar a entender cómo alguien de su calidad, nivel y talento se arrastre por las carreteras cómo alguna vez ha hecho o se retire de muchas otras pruebas.. no, me termina de entrar en la cabeza.

Siempre he pensado en que el talento está para utilizarle y hacerse grande gracias a él. Alejandro Valverde posiblemente sea mi corredor favorito y en cierta manera también pienso que está malgastando un talento soberbio en clásicas y vueltas de una semana por empecinarse en querer ganar el Tour. Está claro que, cómo he dicho anteriormente, todo es cuestión de ser el más fuerte, pero también de suerte, pero Valverde podría retirarse con un palmarés envidiable en mundiales, Liejas, Flechas Valonas, Amstel, París-Niza, etc... si no se hubiese centrado tanto en hacer top-tens en Tour. Otro que podía tener un palmarés mejor sería Damiano Cunego que, a pesar de ganar un Giro, le costó entender que las pruebas de tres semanas no son lo que mejor le vienen.

Por eso veo a Contador y le admiro en ese sentido. Se centra en un objetivo, pero honra al ciclismo saliendo a ganar en cada prueba que corre, le da igual que sea la París-Niza, la Vuelta al Pais Vasco, Cataluña, la Vuelta a Castilla y León o el propio Tour de Francia. Ahora es Wiggins, quién en su camino hacía su tan anhelado Tour va dejando perlas por el camino, como en la Paris-Niza o ayer en Romandia.
O volviendo al inicio de esta entrada, que Freire ansioso por lograr su 4º entorchado mundial, lo cuál le otorgaría un puesto de honor en el olimpo de los más recordados, sino lo tiene ya, pero aún así dejando muestras de su clase, de su innato talento en la Amstel, en San Remo o incluso en Lieja.

Larga vida a los que honran al ciclismo

No hay comentarios:

Publicar un comentario